viernes, 26 de noviembre de 2010

La mayor implicación del padre hace a los hijos más felices.


Los hombres cada vez se implican más en la crianza de sus hijos y el consecuente equilibrio de responsabilidades en la pareja contribuye a que los hijos tengan una infancia más feliz y armónica.


El estudio de la Fundación La Caixa que concluye esto mismo lo mide en tres índices: el nivel de competencia socioemocional de los niños, el riesgo de padecer obesidad y el de de tener problemas con los estudios.

La probabilidad de llevar mal alguna asignatura en el colegio aumenta del 12% al 28% cuando el niño pasa de tener un padre implicado en su educación al mismo nivel que la madre a tener un padre no comprometido. Entre esos extremos, el riesgo de obesidad aumenta del 13% al 23%.

El nivel de competencia socioemocional del niño tiende a ser baja en las familias de corte tradicional y con padres poco implicados (39%), y alta cuando los padres son más responsables (33%).

«Dos progenitores cuidando son más efectivos que uno solo», concluía ayer uno de los autores del estudio, Pau Marí-Klose.

Y, según el informe -titulado Infancia y Futuro-, la crianza y la educación de los hijos cada vez son más compartidas por el padre y la madre. Si bien aún queda camino por recorrer, como reconoció el director de Fundación La Caixa, Jaime Lanaspa, los resultados obtenidos en la encuesta a los padres han sido «mejores de lo esperado», teniendo en cuenta que la inversión pública de España en políticas familiares es una de las más bajas de la UE.

Para el 43,9% de las madres encuestadas, sus parejas ejercen una paternidad que consideran «responsable», entendiendo este calificativo como que dedican a los hijos «tiempo más que suficiente». Otra cosa es el umbral de tolerancia y exigencia de las mujeres a este respecto, difícil de medir. Sólo un 6,7% calificó la paternidad de sus parejas como «intensa» al dedicarles a los niños el mismo o más tiempo que ellas.

Una de las conclusiones de los autores del estudio es que la Ley de Igualdad ha sido «un buen invento» en lo que afecta al permiso de paternidad, que en 2007 pasó de dos días a 15. Que un 58% de los trabajadores masculinos se hayan acogido a él es un buen dato, teniendo en cuenta que sólo lleva tres años de vigencia y la coyuntura económica marcada por contratos precarios.

Pero el vaso también se puede ver medio vacío. Por ejemplo, si la madre no trabaja, el porcentaje de hombres que pide la licencia baja al 42%.

Ellas siguen siendo más sacrificadas. Un 23% de las madres de niños menores de cinco años han tenido que dejar su empleo o una actividad formativa frente a un 4,8% de los padres. El porcentaje de mujeres en pareja que trabaja desciende del 80% al 60% cuando tiene hijos. Además, la descendencia hace aumentar, del 10% al 19%, la ocupación en empleos femeninos a tiempo parcial.

Entre las que tienen esta jornada laboral, el sentimiento de culpabilidad por no pasar suficiente tiempo con los niños es menor, pero el factor verdaderamente determinante para disminuir esa angustia vital, según el estudio, es que ellos también asuman las responsabilidades cotidianas del cuidado infantil.

La calidad del tiempo

En cualquier caso, la ocupación laboral no repercute negativamente en el tiempo dedicado a educar y estimular al niño. Según la encuesta, los padres que trabajan le dedican el mismo tiempo -e incluso ligeramente más- a leer cuentos, enseñar letras y números, canciones y música, o manualidades.

Cuanto más igualitaria es la responsabilidad en la pareja, más intensas son las relaciones afectivas con los hijos. En las familias de paternidad intensa o responsable, el 81% hace mimos, abrazos, besos y cosquillas por igual; en la familia tradicional, este comportamiento está más reservado a las madres.

Y pese a una mayor conciencia de roles igualitarios y de mayor atención afectiva a los hijos, encontramos que los castigos superan con creces a los estímulos.

El 36% de los padres encuestados admitió haber dado un cachete al niño alguna vez en la última semana y el 73% le infligió algún castigo. Frente a eso, un 43% dijo felicitar diariamente al pequeño por algo que hubiera hecho bien.



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